Viernes. Decidida a finalmente limpiar mi casa, apenas llego
del trabajo, me cambio. Tomo la escoba y comienzo a barrer el baño. Termino el
baño. Voy al cuarto. Mi cama me mira. Yo la miro. La toco. Me acuesto y duermo
una siesta. Cuando me despierto es ya de noche. Termino de barrer mi cuarto. Llega
mi esposo y se acuesta. Soy solidaria y le ayudo. Le doy un vistazo a Facebook.
Chateo con una amiga. Hago planes con un amigo para el brunch del domingo. Veo cosas.
El gato trae su ratón de juguete y me invita a jugar. Juego con él. El libro
que estoy leyendo me guiña un ojo y yo me dejo enamorar. Ya son las 8 de la
noche. Tengo sueño y creo que la casa puede esperar. Mañana, sin falta… igual, todavía
los gatos no tienen telarañas en los bigotes.